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miércoles, 9 de enero de 2013

Cielo


Si  preguntara a alguien si cree que hay un lugar llamado cielo, la mayoría de los preguntados probablemente dirían que sí. Pero si les pregunto cómo es o cómo se puede llegar a el, imagino que recibiría diversas y variadas respuestas.

Permítanme que hoy cite éste lugar a modo simbólico y deje éste a vuestra propia meditación, como me ha sucedido a mi hoy al leer Is 63 15 - 64 4a

El hecho de que la Escritura hable de Dios en imágenes y símbolos espaciales nos deja abierta la posibilidad de hablar del cielo de esta manera.

Como la cuestión de dónde está el cielo no puede ser contestada, dice el Schmaus , se pospone también en importancia a la cuestión de qué es el cielo. Pues la Sagrada Escritura describe el cielo más como una forma determinada y perfecta de existencia humana que un lugar determinado. Lo llama reino de Dios, vida eterna, vida dada por Dios, paz sin tormento, salvación eterna, alegría y corona de la gloria, banquete con Dios, banquete nupcial. herencia de Cristo, luz y descanso, contemplación de Dios.

El Cielo, según el Catecismo de la Iglesia Católica, (1023-1029, 1721-1722)  es la participación en la naturaleza divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos. Los bienaventurados serán eternamente felices, viendo a Dios tal cual es.

El Papa Benedicto XVI negó que, para los cristianos, el “cielo” sea entendido como un lugar concreto en el más allá y aclaró que, en realidad, ese concepto pretende resumir la fe en la salvación del alma después de la muerte.

Todos nosotros somos bien conscientes que con el término ‘cielo’ no nos referimos a algún lugar del universo, a una estrella o algo similar: no. Nos referimos a algo mucho más grande y difícil de definir con nuestros conceptos humanos

Con este término cielo –agregó- queremos afirmar que Dios se hizo cercano a nosotros, no nos abandona ni siquiera en y más allá de la muerte sino que tiene un lugar para nosotros y nos dona la eternidad”.

La bóveda celeste, el firmamento, es el símbolo que desde siempre se ha utilizado para representar el Cielo. Un símbolo que significa lo trascendente, lo inaccesible, lo infinito. Un cielo que si lo observamos al amanecer, cuando el alba parece rasgar la noche o, al atardecer, cuando las llamas parecen abrasar el firmamento nos deja sin palabras. Un cielo que en una clara mañana de verano o en una noche estrellada, forzosamente nos llena de admiración y sobrecogimiento ante la belleza y la grandiosidad del mismo. Sin embargo, el Cielo, sobrepasa esta pasajera realidad para hacerse realidad eterna en Dios. 

1 comentario:

  1. Esto abre la puerta a una de las polémicas más interesantes entre católicos y protestantes: la analogía. Hablamos por analogía, pues como sentenció santo Tomás de Aquino, siempre será más la disimilitud que la similitud. Creo que por eso mismo el arte católico, al menos el pictórico, siempre estará por encima del protestante, cuyos lugares sagrados (recuerdo un horrible templo de Hamburgo que me enseñaron como el no va más del arte), son muy pobres, estéticamente hablando.

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