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viernes, 15 de marzo de 2019

San Sisebuto y san Pedro de Cardeña


Nos recuerda hoy el Martirologio Romano la santidad del santo abad benedictino Sisebuto, No consta su patria ni el año de su nacimiento ni el de su ingreso en la vida monástica. Aparece en la histona como abad del monasterio de San Pedro de Cardeña en el que había profesado como monje, pero sin que se sepa tampoco la fecha exacta en que comenzó a ejercer la dignidad abacial, pero se suele dar la del año 1056. Entre ese año y 1086 aparece como tal abad en numerosos documentos del monasterio.

Participó en la fundación del monasterio de Santa María la Mayor de Valladolid, donde puso monjes bajo su misma regla de San Benito. Alcanzó gran esplendor bajo su mandato el monasterio, que se vio favorecido por los reyes, la nobleza y el pueblo.

Claustro de los Mártires

Se identifica a Sisebuto con el abad Sancho que acoge al Cid Campeador y toma la tutela de la mujer e hijas del gran guerrero durante su destierro. Fue amigo de otros santos abades de su tiempo: Santo Domingo de Silos, San Íñigo de Oña, y San García de Arlanza. Munó el año 1086. En 1835, cuando la exclaustración decretada por el gobierno de la regente María Cristina, las reliquias del santo fueron llevadas a la catedral de Burgos.


El monasterio de San Pedro de Cardeña se habrá fundado antes de 902 cuando el conde de Lantarón y de Cerezo, Gonzalo Téllez y su esposa Flámula realizaron la primera donación documentada al cenobio el 24 de septiembre de ese año de una serna en Pedernales y unas eras de sal.


En los siglos IX o X sus monjes fueron martirizados por los musulmanes, canonizados en 1603 y conocidos como los «Mártires de Cardeña». El monasterio goza de gran popularidad con gran afluencia de devotos, entre los que se encuentran el rey Felipe III de España y su esposa la reina Doña Margarita de Austria. Una de sus preciadas reliquias, la cabeza de su abad San Esteban, fue trasladada al Monasterio de Celanova; también se encuentran dos urnas en el Monasterio de la Huelgas y otra en la Catedral de Burgos.

Sepulcro del Cid y doña Jimena

Cada año, el 6 de agosto, aniversario del martirio, la tierra del claustro donde fueron sepultados los mártires, se teñía de un color rojizo que parecía sangre. El milagroso prodigio, ampliamente testificado, se repite hasta finales del siglo XIV. El año 1674 ya una vez levantado el nuevo claustro de estilo herreriano se reprodujo el hecho, personándose el arzobispo Enrique de Peralta, que vivamente impresionado encargó un estudio, interviniendo médicos y teólogos. Recogió el líquido, coaguló al ser puesto en agua hirviendo.

El Monasterio fue repoblado en 1942, después de la Exclaustración, por monjes trapenses de la Abadía de Nuestra Señora de los Mártires. El 1 de febrero de 1967 un violento incendio destruyó las tres cuartas partes del monasterio.

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