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martes, 2 de agosto de 2016

Abadía de Wiblingen


 La abadía de Wiblingen se fundó en 1093 por los condes Hartmann y Otto von Kirchberg. Los condes ofrecieron a los monjes de la abadía de San Blas en la Selva Negra tierras cerca del río Iller, que los monjes usaron para fundar una institución filial. En 1099 se consagraron los primeros edificios. El primer abad fue Werner von Ellerbach. En el mismo año, los condes fundadores ofrecieron a la abadía una astilla de la Vera Cruz que habían adquirido durante su participación en la Primera Cruzada.

Durante la Alta Edad Media y también en la Baja Edad Media, la abadía de Wiblingen fue famosa por su erudición y su educación así como por ser un lugar de ejemplar disciplina monástica debido a su estricta adhesión a la regla de San Benito.


Durante la guerra de los treinta años la abadía sufrió repetidamente por los desastres de la guerra. A iniciativa del abad Johannes Schlegel la reliquia con la Vera Cruz fue escondida para protegerla del saqueo de las tropas suecas protestantes. Sin embargo, tras la retirada de las tropas suecas, no pudo recuperarse la reliquia, pues no quedaba vivo nadie que recordara su escondite, pues todos los testigos de su ocultamiento habían sucumbido víctimas de la peste bubónica. Sólo años después se redescubrió la reliquia, emparedada tras un muro.


El estatuto de la abadía como un territorio independiente dentro de la Austria Anterior parece haber traído consigo la renovación en el siglo XVIII de los edificios abaciales, un proceso comenzado en 1714. La mayor parte de los edificios se erigieron en estilo barroco tardío o rococó con la excepción de la iglesia, que se convertiría en uno de los principales ejemplos del Neoclasicismo temprano en el sur de Alemania. Las estructuras de la abadía medieval habían sido ampliadas y cambiadas continuamente en los siglos anteriores con la iglesia original construida en el estilo románico.

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