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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Urna de San Carlos Borromeo


Esta verdad resplandece de modo singular en el testimonio del santo cuya memoria se celebra hoy: san Carlos Borromeo, arzobispo de Milán. Su figura destaca en el siglo XVI como modelo de pastor ejemplar por su caridad, por su doctrina, por su celo apostólico y, sobre todo, por su oración:  "Las almas —decía— se conquistan de rodillas". Consagrado obispo con tan sólo 25 años, puso en práctica las indicaciones del concilio de Trento, que imponía a los pastores residir en sus respectivas diócesis, y se dedicó totalmente a la Iglesia ambrosiana:  la visitó en su totalidad tres veces; convocó seis sínodos provinciales y once diocesanos; fundó seminarios para formar una nueva generación de sacerdotes; construyó hospitales y destinó las riquezas de su familia al servicio de los pobres; defendió los derechos de la Iglesia contra los poderosos; renovó la vida religiosa e instituyó una nueva congregación de sacerdotes seculares:  los Oblatos. En 1576, cuando en Milán se propagó la peste, visitó, confortó y gastó todos sus bienes por los enfermos. Su lema consistía en una sola palabra:  "Humilitas". La humildad lo impulsó, como al Señor Jesús, a renunciar a sí mismo para convertirse en servidor de todos.


Benedicto XVI pronunció estas palabras durante el Angelus del 4 de noviembre de 2007. Nos sirven para volver hoy nuestros ojos hacia el célebre Duomo de Milán, la catedral en la que se encuentra la urna con las reliquias de san Carlos Borromeo. La vamos a ver en una transmisión del 1 de noviembre de 2010, en la que fue solemnemente expuesta dicha urna a la veneración de los fieles.

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