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sábado, 14 de noviembre de 2015

Cartuja de Porta Coeli.


Nos vamos hoy a la sierra de la Calderona en un extremo occidedental de la provincincia de Valencia y visitaremos la cartuja de Porta Caeli. Esta cartuja fue fundada en 1272 por fray Andrés Albalat, obispo de Valencia y confesor de Jaime I de Aragón, la cartuja de Porta Coeli se encuentra ubicada en un bellísimo paraje situado en una pequeña colina, al pie de la sierra de Náquera, muy cerca del actual pueblo de Serra de Porta Coeli (Valencia). Tercera de las fundaciones cartujanas en España, esta cartuja jugó un papel muy importante no sólo en la historia de las cartujas españolas sino también en la de la Orden en general. En el primer contexto destacó por participar eficazmente en la fundación de las cartujas de Ara Christi y Via Coeli y San José, aunque esta última tan apenas duró unos años. En el segundo, sobresalió por dar a la Orden dos eminentes Padres Generales: el padre Bonifacio Ferrer (1402-1410), hermano de San Vicente Ferrer, y el padre Francisco Maresme (1437-1463). Porta Coeli fue un monasterio próspero y llevó, en líneas generales, una vida apacible, hasta que fue enajenado por el Estado. Fracasado en 1867 un primer intento de recuperación del monasterio por parte de la Orden, muchos años más tarde, en 1943, pudo volver el monasterio a manos de los cartujos gracias a la donación de la Diputación Provincial de Valencia, por entonces propietaria de la cartuja. Desde esa fecha, se acometió un proceso de restauración y rehabilitación del conjunto hasta que el 6 de noviembre de 1947 tuvo lugar la erección canónica del restablecido monasterio. Hoy es el único reducto de monjes cartujos del Levante español y por la clausura sólo puede ser visitada por hombres.


Desde el punto de vista arquitectónico la cartuja de Porta Coeli es el resultado de una larga historia en la que se ha ido sucediendo distintas fases constructivas. En efecto, las primeras construcciones del establecimiento se remontan a los comienzos de la fundación (1272-1325). Posteriormente, la generosidad de la ilustre señora Margarita de Lauria, condesa de Terranova, y la buena voluntad del noble Pedro Artes, permitieron que en el siglo XIV se acometiera una nueva fase de construcción. Desde la última década del siglo XIV y durante las tres primeras de XV Porta Coeli vivió la época de mayor prestigio de historia que fue acompañada por una mayor actividad en el campo de la construcción. Nuevas obras se acometieron en el siglo XVI y otras tantas de ampliación y renovación se llevaron a cabo en época barroca (siglos XVII y XVIII). En fin, como vemos no es de extrañar que este excepcional conjunto ofrezca una planta irregular y que sus distintas dependencias presentes estilos artísticos muy diferentes. Muchas y todas interesantes son las edificaciones que componen la cartuja de Porta Coeli.

No obstante sólo vamos a mencionar las más importantes por su valor artístico. En primer lugar, hemos de destacar el templo, antigua iglesia gótica levantada en el siglo XIV, que sufrió una profunda renovación interior a finales del siglo XVIII bajo unos criterios estéticos barrocos. Se trata de un edificio de planta longitudinal, con una sola nave y capilla del sagrario que se cubre con bóvedas de cañón con lunetos. Sus paramentos interiores se encuentran ornados por varias pinturas de calidad, realizadas en el siglo XVIII por el pintor Camarón, que recogen escenas de la vida de Cristo y de San Juan Bautista, la Virgen protegiendo a los cartujos y los retratos de los monjes Juan de Nea, Francisco de Aranda, Bonifacio Ferrer y Francisco Maresme.


También llaman la atención las pinturas murales de las bóvedas, ejecutadas al fresco por el Luis Antonio Planes, pintor contemporáneo del anterior. Representan escenas de la vida de la Virgen, los patriarcas de la antigua ley, las mujeres fuertes de la Biblia, distintos santos y alegorías de virtudes. Otras piezas artísticas de interés son las dos sillerías del coro, obras del XVIII, y el retablo mayor. Aparte de la iglesia, debemos de mencionar el airoso y pequeño claustrillo, anexo al templo, en torno al cual se sitúan dos bellas dependencias: la sala capitular y el refectorio. De planta cuadrangular, el claustro gótico fue construido en el siglo XIV y remodelado en el XV. Asimismo, son interesantes los dos sobrios y elegantes claustros de celdas. El llamado claustro del cementerio de Santa Ana fue reconstruido en el siglo XVI y el claustro de los Naranjos es obra del siglo XVII.

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