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martes, 19 de mayo de 2015

San Celestino V


Martirologio Romano: En Rocca di Funone, cerca de Alatri, en el Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el Abruzo con fama de santidad y siendo conocido por sus milagros, ya octogenario fue elegido Romano Pontífice, tomando el nombre de Celestino V, pero en el mismo año renunció al oficio y prefirió retirarse a la soledad.

Pietro de Murrone nació en 1215, en la provincia Napolitana de Molina; electo en Perugia el 5 de Julio, 1294; consagrado y Coronado en Aquila el 29 de Agosto; abdicó en Napoles el 13 de Diciembre, 1294; murió en el Castillo de Fumone el 19 de Mayo de 1296. Fue de humilde ascendencia, llegó a ser monje Benedictino a la edad de 17 años y fue ordenado sacerdote en Roma. Su amor por la soledad le llevó a internarse en las grutas del Monte Murrone en los Abruzios. Copió el modelo de Juan El Bautista, usando ropas ásperas atadas con un nudo y una cadena de hierro abarcaba su escuálida figura. Ayunaba cada día excepto los Domingos; durante la Cuarezma el guardaba cuatro días, pasando tres de ellos a pan y agua; el día entero y parte de la noche lo consagraba a la oración y al trabajo. Habian muchos seguidores que imitaban su estilo de vida, antes de su muerte habían 36 monasterios, 600 religiosos. La orden de los Celestinos fue aprobada como una rama benedictina por Urbano IV en 1264.


En Julio de 1294, sus piadosos ejercicios fueron interrumpidos súbitamente, por una escena sin paralelo en la historia de la iglesia. Tres eminentes dignatarios, acompañados de una inmensa multitud de monjes y laicos, ascendió la montaña, y anunció que Pietro había sido escogido Papa por votación unánime del Sagrado Colegio Cardenalicio y humildemente le solicitaron que aceptara ese honor. Dos años y tres meses habían transcurrido desde la muerte de Nicolás IV (4 de Abril, 1292) sin mucho prospecto de que el Cónclave en Perugia votara a favor de un candidato. De los doce Cardenales que componían el Sacro Colegio seis eran Romanos, cuatro Italianos y dos Franceses.

Pedro oyó de el anuncio entre lágrimas; pero después de orar, obedeció lo que parecía ser la voz de Dios. Pietro tomó el nombre de Celestino V. Se hizo construir una celda de monje, igual a la que el amaba en su retiro de Abruzzi. Los asuntos de Estado le tomaban mucho tiempo para poder dedicarse a sus ejercicios de piedad. El sintió que su alma estaba en peligro. El pensamiento de la abdicación parece haber ocurrido simultáneamente al Papa y a los descontentos Cardenales. La solución al problema fue resuelta por el Cardenal Caetani, un jurista reconocido, que basó su conclusión en el sentido común y los derechos de la preservación de la Iglesia misma.

Mausoleo de Celestino V en Santa Maria de Collemaggio

El 13 de diciembre de 1294 la resolución de Celestino fue irrevocablemente firme; reuniendo a los Cardenales, anunció su renuncia y proclamó a los Cardenales libres de hacer una nueva elección. Después de un período de nueve días bajo la legislación de Gregorio X, los Cardenales entraron al Cónclave y Beneditco Caetani fue proclamado Papa con el nombre de Bonifacio VIII. Después de revocar muchos de los cambios hechos por Celestino, Bonifacio trajo a Roma a Celestino vestido ahora con ropas humildes. Lo forzó a tenerlo bajo custodia. Celestino permaneció en una celda en Abruzzi, escapó a San Germano ante la alegría de los monjes que lo ven reaparecer en Majella. Bonifacio ordenó su arresto; pero Celestino evadió a sus perseguidores por muchos meses resguardándose en las montañas y bosques. Finalmente trató de cruzar el mar Adriático hacia Grecia, pero, impedido de hacerlo por una tempestad, fue capturado a los pies del Monte Gargano y devuelto a las manos de Bonifacio quién lo confinó en una estrecha celda en el Castillo de Fumone cerca de Anagni. Ahí, después de ayunar y orar durante nueve meses, cuidadosamente atendido y vigilado por dos monjes y rudamente tratado por los guardias, llegó al final de su extraordinaria vida a la edad de noventa y cinco años.

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