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lunes, 19 de agosto de 2013

Abadía de Nuestra Señora de Igny


No lejos de Versalles, al sur de París,se encuentra Igny, un lugar en el que floreció un monasterio cisterciense, y un nombre que ha quedado ligado a la figura del beato Guerrico de Igny, cuya memoria celebramos litúrgicamente hoy.

El año 1128, san Bernardo envió un grupo de monjes a esta monasterio, que había sido fundado previamente por el obispo Rainaud II de Reims. El primer abad de Igny fue Humberto, que previamente había sido prior de Claraval. Su sucesor fue el beato Guerrico de Igny, célebre por sus comentarios litúrgicos y escriturísticos. Guerrico había nacido en la ciudad belga de Tournay, en torno al 1080. Llegó a ser canónigo de su catedral, pero allí conoció a san Bernardo y decidió dejarlo todo para marchar con él a Claraval. Hombre delicado en lo físico y en lo moral, nos ha dejado una colección de 54 sermones predicados a sus monjes, de gran riqueza teológica y patrística.

La abadía de Igny, sin embargo, no tuvo tanta suerte en el devenir de los tiempos. A duras penas llegó con seis monjes a los tormentosos años de la Revolución. Justo cuando terminó su reconstrucción en 1792, fue nacionalizado por los revolucionarios. Los edificios fueron comprados casi cien años después, en 1876, por la Diócesis de Reims, restaurándose así la comunidad. Pero fue nuevamente destruido en 1918 como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.

Se volvió a reconstruir en 1929 por un grupo de monjas de Laval. En el año 1955 se fundó desde Igny la primera comunidad cisterciense de África, en el Congo. En el año 2008, se unieron en Igny tres comunidades de monjas cistercienses del norte de Francia.

1 comentario:

  1. "Independe de quem você é na sua passagem pela Terra, você vai se avistar com Jesus Cristo quando lhe vier a ordem para que você a deixe." (Guerrico)

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