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lunes, 22 de abril de 2013

El santo portero Conrado de Alttötting


Al este de la ciudad de Munich se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Alttötting. Es el centro espiritual del catolicismo bávaro. Desde los tiempos carolingios, se venera allí una pequeña imagen negra de la Virgen María. Hacia ella confluyeron numerosos caminos de peregrinación de toda la zona. Más adelante, junto al santuario se asentaron los capuchinos.


Durante la última guerra, estuvo a punto de ser destruido todo el complejo, cuando unos fanáticos nazis se atrincheraron en el convento, tras fusilar al superior del Monasterio. Fueron advertidos por los aliados que si no encendían las luces, bombardearían el santuario. Sólo la intervención de un valiente, que le costó la vida, pudo salvar el santuario de la inminente destrucción.


Tanto el Papa Juan Pablo II como Benedicto XVI visitaron en sendas visitas pastorales este santuario, que son duda es la patria espiritual del segundo. Sigue siendo Alttötting el lugar privilegiado del catolicismo dce Baviera, con una comunidad de capuchinos que sigue acogiendo a las multitudes de peregrinos que llegan a este lugar.


Precisamente hoy celebra la Iglesia de Baviera la memoria de un santo del siglo XIX: el hermano Conrado. Era un sencillo fraile capuchino, del convento de Alttötting, que fue durante más de cuarenta años el portero del Monasterio.


Es proverbial su fama como hombre caritativo, preocupado por el acomodo de los muchos peregrinos que llegaban a visitar a la santísima Virgen. Hombre de profunda oración, llevó a su vida el ideal de amor franciscano, impregnado de sencillez y de pobreza, al mismo tiempo que de alegría y de vida interior.

Celda del hermano Conrado

Tumba del hermano Conrado

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