Páginas

domingo, 20 de enero de 2013

Caná de Galilea




La tradición cristiana ha identificado el pueblo árabe de Kafr Kana, en la Baja Galilea con Caná. Aquí es donde, según la tradición, Jesús realizó el milagro del vino cuando fue a una boda y convirtió el agua en vino. En el siglo XVII Kafr Kana fue reconocida por el Vaticano, y el Papa confirmó oficialmente que esta localidad se correspondía con Caná de Galilea. Tras su reconocimiento, el pueblo se añadió a la lista de lugares sagrados del Cristianismo. Algunos investigadores identifican Kafr Kana con la Kana que mencionan las antiguas cartas egipcias de Amarna (escritas hace unos 4.000 años). 
Durante el periodo romano-bizantino (hace entre 1.000 y 2.000 años) habitó aquí una gran comunidad judía, pero parece que en tiempos de los mamelucos (hace unos 800 años) la mayoría de los residentes de Kafr Kana eran cristianos, aunque siguiera habiendo una comunidad judía. En la actualidad, buena parte de sus habitantes son musulmanes.
En el centro del pueblo hay algunos vestigios de antiguas construcciones y cuevas funerarias. Sus habitantes han levantado casas nuevas hacia el sureste y el noreste del antiguo poblado. El lugar más destacado es su iglesia católica, construida en 1879 en el punto donde según la tradición se produjo el milagro del vino. Junto a esta iglesia se encuentra la ortodoxa griega de San Jorge, construida en 1886, donde se encuentran dos vasijas de piedra que, según los fieles, son las mismas en las que Jesús convirtió el agua en vino. 
Existe igualmente otra iglesia bajo la advocación de San Bartolomé, construida, según la tradición, donde se alzaba la casa de Natanael de Caná (San Bartolomé), uno de los discípulos de Jesús.
Cada año visitan Kafr Kana unos 200.000 turistas. Inspirada por el milagro del vino, se ha desarrollado aquí la tradición de celebrar bodas, así como de renovar votos nupciales para fortalecer el matrimonio, y los visitantes suelen comprar vino. 

3 comentarios:

  1. Muchas gracias, P. José Carlos por su aportación sobre Las bodas de Caná.
    El contemplar el cuadro ayuda a vivir el relato evagéico y el comentario sobre la pintura enriquece su contemplación.
    Amelia Canseco

    ResponderEliminar
  2. No se trata de ninguna respuesta, sino de la continuación a lo anteriormente dicho, pues "se me fué el santo al cielo" y como soy "doña prisas", dejé el comentario a medias.
    El relato de Caná me ha dado la oportunidad de recordar nuestro viaje a Tierra Santa y la visita a Caná, y me ha ayudado a revivir nuestra renovación de votos matrimoniales.
    Muchas gracias P. José Carlos.
    Que el Señor le bendiga.
    Amelia Canseco

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que siempre sea una ayuda y un motivo para seguir orando juntos.
      El mundo es tan grande que nuestras experiencias pueden ser reeleidas desde diferentes puntos, ya sean geográficos, gráficos, musicales, pictóricos, etc. La disposición del alma hay que dejarla en manos del Espíritu Santo y dejar que el nos guie.
      Un abrazo.
      P. José Carlos.

      Eliminar